De cómo decidí ser periodista…

La primera vez que recuerdo haber hecho algo relacionado con el mundo del periodismo fue en el Instituto. El por aquel entonces no tan conocido escritor Lorenzo Silva venía a dar una charla sobre el libro “La flaqueza del Bolchevique” con el que poco después quedaría finalista del premio Nadal. Y a mí me ofrecieron la posibilidad de hacerle una entrevista que después se publicaría en la revista del instituto.  Fue mi primera entrevista. Estaba nerviosa como nadie por descubrir a la persona que había escrito ese libro que me había encantado, por intentar saber más de él y poder transmitírselo a todos aquellos que no tenían la oportunidad que yo sí tenía de estar frente a él. Ese día descubrí que quería ser periodista.

A partir de ese momento colaboré con la revista asiduamente y cuando llegó el momento de elegir carrera el destino me llevó a la Universidad Complutense de Madrid, donde entré de cabeza en su radio. Descubrí que ese mundo me gustaba mucho más que el de la escritura, era más directo, más dinámico, inmediatez absoluta, cuento lo que pasa y en el mismo momento la gente me recibe. Me enganché y me colocaron en el equipo de informativos, donde sin saberlo volvería a entrevistar a Lorenzo Silva cuando ganó ese premio Nadal eso sí, ya delante de los micrófonos. Disfrutaba cada minuto que pasaba allí como nada. Fue una de mis mejores experiencias en la carrera.

La otra llegaría un poco más tarde, ya en tercero, cuando me topé por casualidad con el Seminario de César Gil. Un curso que no daba créditos, pero en el que aprendí, y siento decirlo así de crudamente, mucho más de lo que me enseñó la carrera. Y donde descubrí que, pese a haber pasado tanto tiempo teniendo miedo a las cámaras (no me gustaba y sigue sin gustarme que me hagan fotos, vídeos, por paradójico que parezca) me encantaba la televisión. Ahí empezó mi lucha interna. ¿Radio o televisión? Seminario que también me hizo revivir mi pasión por el teatro que también había hecho en mis años de instituto pero había dejado un poco de lado. Así que decidí que volvía a recuperarlo y mientras terminaba la carrera empecé a estudiar teatro en escuelas privadas, tocando bastante cámara y con cursos de interpretación cinematográfica. Y de esa mezcla… acabó surgiendo en mí el interés por la televisión. Un medio que, jamás lo hubiera pensado pero he de confesar, me tiene enganchada.

Y un buen día, estando en mi casa, mirando ofertas de trabajo veo que buscan periodistas en una televisión en Puertollano, Imás Televisión, y decido mandar el currículum del que sería ya mi primer trabajo como Licenciada. Hice la entrevista, me contrataron, y de la noche a la mañana me vi dirigiendo y presentando un informativo sin haber hecho antes más que un par de cursos sobre televisión. Decir que estaba nerviosa el primer día que salí en antena se queda corto, muy corto, además, no había promter, así que el reto era aún mayor. A medida que aprendía como se suele decir “a golpes” y gracias a unos compañeros maravillosos que tenía a mi lado, mis nervios me iban abandonando para permitirme empezar a disfrutar, cada día más. Hasta que un día dije, lo tengo claro, esto es lo mío.

De ahí la vida me llevó a Toledo, a TT Televisión, dónde seguí aprendiendo primero como redactora, reportera y presentadora de noticias, después como Directora de informativos y programas pero sin dejar de presentar. Los tres años y medio que pasé en esa tele me aportaban enseñanzas diarias que forjaron la periodista que hoy en día soy. Pero sin duda quién acabó de forjar a esa periodista fue la sustitución de verano que hice para el programa Castilla la Mancha en Vivo de Castilla la Mancha Televisión en Talavera de la Reina. Ahí encontré una forma de contar las cosas que nunca había visto antes y que no sabía que existía, ahí descubrí realmente, disfrutando cada uno de los minutos que tuve la gran suerte de compartir con ese equipo de grandes profesionales lo que era realmente contar algo con imágenes. Aprendí a “pensar en imágenes” algo que no puedes entender hasta que un día hace “click” en tu cabeza y desde ese día comprendes lo que realmente es la magia de la televisión, lo que la hace estar viva.

Después de esa sustitución seguí en Tele Toledo hasta que una nueva inquietud se movió dentro de mí, la de la docencia. Retomé el contacto con César Gil y me propuso formar parte de los profesores de apoyo con los que da el seminario en el que tanto descubrí y dije, ¿por qué no? Y descubrí lo mucho que disfrutaba compartiendo con otros las cosas que otros me enseñaron pero el día que dejé Tele Toledo no podía ni tener una mínima sospecha de lo que la vida me tenía preparado, mi siguiente paso en televisión iba a ser ni más ni menos que en una cadena Internacional y ni más ni menos que en Moscú, donde sigo después de 4 años. Sin duda, hasta el momento, la experiencia más inesperada e impactante de mi vida. Mi vida cambió de la noche a la mañana con la suerte de que el nuevo país que me acogía me abría las puertas de par en par. Cada día era un aprendizaje constante, ya no solo en la televisión, en un proyecto que nacía de cero y en el que cada uno de nosotros ponía su granito de arena para crearlo, sino en el día a día en la calle, en el supermercado al que tenías que ir a comprar sin hablar ruso. Cada día era un descubrir cosas nuevas, que para una mente inquieta como la mía, era una especie de paraíso por descubrir y disfrutar. Un paraíso que me dejó y me sigue dejando gratas sorpresas como que los clichés son solo eso y donde sigo aprendiendo cosas cada día junto al gran equipo en RT en Español.

De vez en cuando alguien me sigue lanzando la pregunta… ¿Por qué tele? La respuesta la tengo clara: Porque es mi medio, porque me encanta, porque cada segundo que puedo contar y transmitir algo a través de una pantalla lo disfruto como nada. Y que tu trabajo sea algo con lo que puedes llegar a los demás y de lo que disfrutas es lo mejor, según mi modesta opinión, que a cualquiera le puede pasar.